CHICNAHUI XOCHIXIUHKETZALLI
- Isabella Ameyalli

- 9 oct
- 4 Min. de lectura
Hoy somos testigos y acompañantes del amanecer de un nuevo sol: el nacimiento del Círculo de Sabiduría Tolteka – Chicnahui Xochixiu̱hketzalli, el Fuego Celeste de la Flor Hermosa.
De las entrañas del corazón surge este círculo, como un canto que despierta memorias antiguas, como una flor que se abre al resplandor del conocimiento.
Su lema vibra como un eco del alma ancestral:
“In xóchitl, in cuícatl, in náhuatlahtōlli ihuan in macehualiztli, in yōllōtl…”
La flor, el canto, la palabra y la danza desde el corazón.
Que este fuego celeste ilumine los caminos del saber, que su flor ofrezca perfume de conciencia y que su danza una nuestras almas en el eterno movimiento del Espíritu.

Círculo de Sabiduría, corazón del aprendizaje y fuente del soplo creador.
Desde su centro fluyen las energías que dan forma al mundo, corrientes que giran en espiral entre la experiencia y la conciencia. Allí donde se revela la centralidad del ser: el punto donde el alma respira, donde todo inicia y todo retorna.
El viento susurra sus secretos y la lluvia bendice el camino. Ambos tejen el canto sagrado del equilibrio, la unión de lo visible y lo invisible.
Nos acompaña Quetzalcóatl, la Serpiente Hermosa de la Vida, guardián del conocimiento y del aliento divino. Es el viento que limpia, la lluvia que fecunda, el sol que ilumina y la tierra que sostiene.

Seguir a Quetzalcóatl es andar el sendero de la integridad, vestirse de sencillez y transparencia, disciplinar el cuerpo y el pensamiento, nutrir el espíritu con estudio y conciencia así como elevar el corazón hasta fundirse con la luz del cosmos.
En el aliento final de la veintena florece Xōchitl, la Flor Hermosa, el canto que corona el camino. Ella camina junto a nosotros, el cierre luminoso del ciclo, la sonrisa del alma que ha aprendido a florecer.
Su esencia es gozo, belleza y corazón despierto. Evoca el perfume del espíritu que canta y danza, que se ofrece al servicio, que ama sin medida a la Madre Tierra, a sus elementales y a todos los hermanos menores que en ella respiran.

Florecer es servir, amar, crear y dar fruto. Así el ser humano se convierte en jardín sagrado: sus pensamientos son flores, sus acciones, semillas que germinan en el bien.
Xōchitl nos enseña lo cualitativo del vivir: manifestar palabras floridas, cumplir los compromisos asumidos y mantener la belleza en el obrar. Porque —como reza la enseñanza antigua—“Quien florece, da excelentes frutos.”
A nuestro lado camina Xochiquetzalli, la Guardiana de la Flor Hermosa, esencia de toda hermosura que existe en la creación. Ella es el arte, la danza, el canto y el tejido; es la gracia femenina que da forma al espíritu; es la llama que embellece el alma con disciplina y propósito.
Su fuerza se entrelaza con la de Ometecíhuatl,Tonacacíhuatl y Chantico, mujeres solares del equilibrio y la abundancia. Bajo su guía, la flor se convierte en fuego consciente y el corazón, en sol que fecunda la tierra interior.
Que la energía de Xōchitl nos inspire a florecer en pensamiento, palabra y acción, a vivir con la belleza del servicio y a danzar, como ella, al ritmo del corazón universal.

Nuestra misión en este círculo sagrado es la de ser seres evolutivos y en constante transformación; ser cambiantes como el viento y autocríticos como el espejo.
Caminar despiertos, con el corazón dispuesto al aprendizaje, honrando cada paso como oportunidad de conciencia.
En nuestro sendero se manifiesta Mayahuel, la Señora del Maguey y de la Luna, fuerza que une la savia de la Tierra con el resplandor plateado del cielo nocturno. En ella habita la energía fértil de la creación: la dulzura que embriaga el alma, la inspiración que despierta la sensibilidad y el arte. Bajo su manto, la creatividad florece y los corazones beben el néctar de la intuición.

Nos acompaña también Centeōtl, el principio generador de los sustentos. Hijo de Xochiquetzalli y Pilzintecuhtli, su linaje es solar y floral, pues de su espíritu nacen las semillas del sustento: el maíz, el amaranto, la chía y el huauhzontli. Él nos enseña que todo acto de cultivo es una oración a la vida; que quien siembra para alimentar a otros lleva en su alma el grado sagrado de Centeōtl, el portador de la abundancia y la gratitud.
Y en la profundidad de nuestro camino, nos guía el poderoso Tezcatlipoca, el Espejo Humeante, guardián del misterio. Nos invita a mirar hacia adentro, a vernos con verdad, sin máscaras ni sombras. Su humo revela lo oculto y en su reflejo encontramos el despertar.
Su energía nos recuerda que el poder supremo no está afuera, sino en el centro del ser.
Así caminamos: entre la Luna y el Maguey, entre el Maíz y el Espejo, honrando la Tierra y el Cielo, cultivando conciencia, belleza y transformación.

Ometeotl!
Sábado 27 de Septiembre del 2025
CHICNAHUI XOCHITL- CE MALLINALLI -XOCOTL UETZI- CHICNAHUI CE YEI CALLI




Comentarios